Las mujeres siempre hemos sido sanadoras energéticas de nosotras mismas y de los demás. El hecho de que las mujeres sanen a las mujeres no excluye, a los hombres. La energía femenina es opuesta y complementaria de la energía masculina.
Las mujeres somos las sanadoras del Universo y la Tierra, las civilizadoras positivas, inventoras, consoladoras y constructoras de hogares, las guardianas de la Paz y el Bienestar, y las madres dispensadoras de cuidados, oyentes y sacerdotisas de la fuerza vital.
La fuerza femenina, hace hincapié en la integridad y la suavidad, en la unidad del cuerpo, las emociones la mente y el espíritu, en lo visible y lo invisible. Y la elección, es una alternativa poderosa y esperanzadora.
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